Cada vez se impone más este modelo de economía a nivel mundial. La economía circular frente al tradicional modelo de economía lineal, va ganando terreno en aras de la sostenibilidad tan necesaria en el momento actual. Mientras que el modelo de economía lineal consiste en una sociedad de consumo en la cual todo lo adquirido se convierte en residuo, la economía circular conlleva un consumo de retroalimentación en el que el reciclado es la base elemental de la cadena de consumo. Todo es reutilizable y posee la capacidad de tener una nueva vida.
Empresas como esta fábrica de bolsas, ponen el foco de su productividad en el impacto que sus acciones generan en el medio ambiente. De tal manera que se esfuerzan en sacar el máximo rendimiento posible a los recursos disponibles, con políticas medioambientales encaminadas a la consecución del residuo cero.
Este nuevo paradigma de producción y consumo se enfoca en la optimización de los recursos con la finalidad de minimizar los recursos generados en cada proceso. Se trata por lo tanto en un modelo de economía sostenible que pretende una reducción de la huella ecológica que deja el ser humano, fomentando acciones tan sencillas como el reciclado y la reutilización de los productos.
En otras palabras, se trata de un modelo económico que se centra en maximizar los recursos disponibles de tal manera que permanezcan el mayor tiempo posible dentro del ciclo productivo de la sociedad. De esta forma, se reduce la generación de residuos y se permite aprovechar al máximo todo aquello que no se pueda evitar convertir en deshecho.
Dicho modelo económico se aplica igualmente a los ciclos biológicos y a los tecnológicos. Siendo así, la extracción de las materias primas y la fabricación de los productos, así como los residuos que se generan, permite la recuperación de materiales y sustancias que pueden ser utilizados posteriormente, reincorporándolos de forma segura para la salud y el medioambiente, al proceso de producción.
Un gran desafío a nivel global
El planeta es como un barco en el que navegamos todos. No importa el capitán que gobierne el barco, pues si la tripulación no contribuye, este irá a la deriva y al final, naufragará. Este barco llamado Tierra, tiene una tripulación que, según datos de las Naciones Unidas, se verá incrementado hasta los nueve mil cien millones de personas de aquí al año dos mil cincuenta. Estas cifras estimadas, suponen que para proporcionar los recursos necesarios que permitan nuestro actual modo de vida, se necesitarían tres planetas Tierra.
Y eso sin contar con los países en vías de desarrollo a los que parece ser, no se tiene en cuenta como corresponde, pues su forma de vida, difiere mucho de los países desarrollados. De cualquier modo, España, con su todavía vigente sistema económico lineal que se basa en usar, consumir y tirar, necesita para abastecerse dos veces y media más de la superficie del país. Estos datos son tan catastróficos como desalentadores, pese a la falta de conciencia social que tenemos sobre la realidad.
El sistema lineal en el que se fundamenta el crecimiento económico global desde que se originó la Revolución Industrial, implica un uso intensivo de los recursos naturales que, por desgracia son finitos y por lo tanto, crean una elevada presión sobre el medio ambiente. Todo esto, ha llevado a la situación actual de crisis medioambiental en la que nos hallamos en la actualidad, incluyendo el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad.
Hasta ahora se ha venido aplicando ese sistema lineal en el que se extraen los recursos, se produce, se consume y se deshecha. El ritmo de consumo de la sociedad se ha visto acelerado de manera sustancial, de manera que el poder adquisitivo aumenta pero para el planeta no es sostenible, con lo cual, se empobrece.
Los impactos que genera la economía lineal se agravan sobre los recursos y ecosistemas debido a los elevados volúmenes de residuos que generamos, los gases de efecto invernadero que acentúan y aceleran el cambio climático y la contaminación de los suelos y las masas de agua.
Si hacemos referencia a los recursos no renovables o escasos y en el caso de los insumos clave dentro de la producción de determinados productos, bienes y equipos, estas afecciones que asolan al planeta, adquieren una dimensión adicional. En este punto, cabe destacar que los impactos que produce la economía lineal, se ven agravados por los hábitos de consumo que se asocian directamente a la moda rápida que implica una tasa de renovación de los bienes sin agotar la vida útil de los productos. Algo que podemos comprobar fácilmente en lo referente a la ropa o los dispositivos electrónicos.
Dentro de este modelo de economía existe una fuerte dependencia de las materias primas que conlleva el riesgo asociado al suministro, el incremento de los precios y la elevada volatilidad, así como una reducción muy significativa del capital natural y las pérdidas económicas.
Dar la vuelta a este paradigma económico supone un desafío a nivel global de gran envergadura, pues si no remamos todos en la misma dirección, el esfuerzo de muchos se verá mermado por la lasitud de otros.
La alternativa económica y sostenible
Frente a la economía lineal tan conocida y asentada en nuestra sociedad, nos encontramos con un modelo más novedoso: la economía circular. Afortunadamente, este modelo, gana adeptos y se impone cada vez más en las empresas e incluso instituciones gubernamentales que, pretenden virar el sentido económico de toda la sociedad. Este modelo, establece una producción y consumo más sostenible, en el cual las materias primas se mantienen más tiempo dentro de los ciclos productivos, pudiendo aprovecharse de manera recurrente, procurando minimizar la generación de residuos.
Como su propio nombre indica, su esencia radica en que los recursos se mantengan dentro del ciclo económico el mayor tiempo posible, promoviendo que los residuos se conviertan de nuevo en materias primas. Adoptar y adaptar este modelo de economía es cada vez más necesario por lo que los gobiernos trabajan para iniciar la transición que permita pasar de la economía lineal a la circular.
Para que lo veamos más claro, el término de economía circular se acuña en respuesta al modelo de crecimiento económico lineal y la insostenibilidad que lo caracteriza. Nace así, de la necesidad de implementar un sistema capaz de impulsar el crecimiento económico al mismo tiempo que contribuya a la optimización de los recursos, las materias primas, los productos y servicios disponibles, haciendo posible que se mantenga el valor en el conjunto de la economía durante el mayor tiempo posible.
En realidad se trata de un modelo de producción industrial y de consumo con carácter regenerador o restaurador que sustituye el concepto de caducidad por el de conservación. Haciendo énfasis en la utilización de las energías renovables y eliminando el uso de sustancias y productos químicos tóxicos que hacen difícil la reutilización y el retorno a la biosfera de los mismos. Esto se hace con la pretensión de revalorizar los residuos mediante un diseño optimizado de los materiales, los productos y los sistemas, lo que permite que dentro de los mismos, se generen nuevos modelos de negocio y oportunidades.
Dentro de una verdadera economía circular, el consumo solo se produce en ciclos biológicos eficaces, siendo el uso el sustituto del consumo. Adoptar este modelo de economía, supone una serie de beneficios como la protección al medioambiente, la reducción de la dependencia hacia las materias primas, creación de empleo y el ahorro para los consumidores.
Algunos de los objetivos principales propuestos para alcanzar el modelo de economía circular adecuado pasan por los siguientes puntos:
- Acelerar la transición hacia el sistema de producción más eficiente y sostenible en la utilización de las materias primas.
- Aprovechar el potencial que posee la economía circular para propiciar la generación de empleo.
- Aliviar la dependencia de nuestro país del exterior frente a los momentos de incertidumbre ante la disponibilidad de las materias primas necesarias.
Aunque este modelo económico se está implementando a nivel empresarial principalmente, todavía queda un largo camino por recorrer. El proyecto estratégico del gobierno se enfoca en todos los sectores relacionados con la producción, el consumo y la gestión de residuos. No obstante, todos debemos formar parte de ese círculo y contribuir al desarrollo de una economía sostenible. Si empezamos a practicar el consumo responsable y a ser conscientes de la realidad de la situación y la gravedad que supone el desabastecimiento, daremos pasos más grandes.
No se trata solo del inminente cambio climático en el que estamos inmersos, el problema se agrava en la medida de que los recursos naturales se agotan y no hay manera de restablecer las existencias. El planeta se agota y los únicos responsables, somos los humanos que no hemos sido capaces de cuidar nuestro ecosistema y darle lo que necesita. Si dejamos de comportarnos como parásitos y en lugar de agotar lo que la naturaleza nos ofrece, lo restauramos y contribuimos a cuidar el medioambiente, es posible que la propia naturaleza en su inmensa sabiduría, nos devuelva el favor restableciéndose por sí misma. La clave se encuentra en el equilibrio del ecosistema del que todos, formamos parte.