Día tras día, estamos sumidos en una constante lucha por mantener en orden nuestras agendas, trabajando sin parar muchas veces en más de un trabajo, para poder tener dinero con el que cubrir nuestros gastos, facturas y necesidades personales y del hogar, teniendo que cumplir compromisos ya sean con seres queridos o con personas con las que, al fin y al cabo, no queremos estar, o teniendo que lidiar con multitud de problemas y desajustes familiares que nos vienen demasiado grandes.
Todo esto genera altas cantidades de estrés, esa respuesta física y emocional que tiene el cuerpo ante situaciones amenazantes y que se manifiesta en forma de tensión, ansiedad o agobio. Si esto fuera cosa de uno o pocos días, debido a algún trabajo o situación puntual, pues simplemente habrá que esperar a que pase la tormenta y luego descansar un poco para reponer fuerzas. El problema aquí se presenta cuando es un día tras otro de ansiedad, durante semanas, meses e incluso años. Esto, si no se detiene a tiempo, puede causar estragos en nuestro cuerpo y en nuestra salud mental.
¿De qué formas nos perjudica el estrés?
- Físicamente: el estrés crónico puede tener graves repercusiones físicas. Aumenta la presión arterial y el ritmo cardíaco, elevando el riesgo de enfermedades cardiovasculares como hipertensión, enfermedad coronaria y accidentes cerebrovasculares. Además, puede desencadenar problemas gastrointestinales, como úlceras, síndrome del intestino irritable (SII) y trastornos alimentarios. Este estado prolongado de tensión también debilita el sistema inmunológico, haciendo que el cuerpo sea más susceptible a infecciones y enfermedades. En conjunto, estas manifestaciones físicas del estrés pueden reducir la calidad de vida y acortar la esperanza de vida.
- Mentalmente: a nivel mental, el estrés y la ansiedad crónicos pueden afectar significativamente el funcionamiento cognitivo. La capacidad de concentración y atención se ve disminuida, lo que dificulta el desempeño en tareas cotidianas y laborales. Además, la memoria puede verse afectada, tanto en la retención de información a corto plazo como en la recuperación de recuerdos almacenados. Esta carga emocional constante también aumenta el riesgo de desarrollar trastornos psicológicos como la depresión y la ansiedad crónica, disminuyendo la calidad de vida y el bienestar emocional.
- Emocionalmente: a nivel emocional, el estrés crónico y la ansiedad constante pueden generar una serie de impactos negativos. La persona puede experimentar irritabilidad, cambios bruscos de humor y dificultad para regular las emociones. Esto puede afectar a las relaciones personales, causando tensiones y conflictos con familiares, amigos o conocidos. Además, la sensación de agobio constante puede disminuir la satisfacción general con la vida y provocar una sensación de falta de control sobre las circunstancias, lo que contribuye a un estado de malestar emocional persistente.
- Comportamiento: a nivel de comportamiento, el estrés crónico y la ansiedad constante pueden dar lugar a una serie de conductas problemáticas. Las personas pueden recurrir a mecanismos de afrontamiento poco saludables, como el consumo excesivo de alcohol, tabaco o drogas, o desarrollar hábitos alimenticios desordenados. Además, pueden experimentar dificultades para conciliar el sueño o mantener patrones regulares de sueño, lo que afecta aún más su bienestar físico y mental. Estas conductas, aunque pueden proporcionar alivio temporal, a largo plazo pueden empeorar la situación y contribuir a un ciclo perpetuo de estrés y ansiedad.
¿Cómo le pongo solución para sentirme mejor?
Te voy a dejar una lista con distintas opciones que puedes seguir para librarte de ese estrés, ayudándote a tomarte las cosas con más calma y a mantener una vida más saludable:
- La práctica regular de técnicas de relajación, como la respiración profunda, la meditación o el yoga, puede reducir eficazmente el estrés y la ansiedad. Estas actividades promueven la calma mental y física, ayudando a aliviar la tensión y mejorar el bienestar general.
- El ejercicio físico regular es una poderosa herramienta para combatir estos síntomas, ya que, ayuda a liberar endorfinas, neurotransmisores que promueven la sensación de bienestar, y reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que contribuye a mejorar el estado de ánimo y la salud mental.
- Establecer límites claros en las responsabilidades y compromisos es crucial para manejar el estrés y la ansiedad. Aprender a decir «no» cuando sea necesario y priorizar el tiempo para uno mismo ayuda a evitar la sobrecarga y mantener un equilibrio saludable entre trabajo y vida personal.
- La organización y planificación eficaces pueden ayudarnos mucho al proporcionar un sentido de control sobre la situación. Utilizar agendas, listas de tareas y establecer metas realistas ayuda a gestionar el tiempo y los recursos de manera más efectiva, minimizando la sensación de estar abrumado.
- Vete de viaje con tu pareja, con tu familia, amigos o quien quieras, pero tómate un descanso de la rutina y explora nuevos lugares. El cambio de escenario y la oportunidad de desconectar te proporcionarán alivio y renovarán tu perspectiva sobre la vida. Además, si tienes mascota puedes llevarla contigo sin problemas, aunque vayas en avión, como bien saben los profesionales de Star Cargo, así tendrás la tranquilidad de tenerla cerca y evitarás preocupaciones innecesarias al no dejarla con otras personas.
- El autocuidado es fundamental para reducir el estrés y la ansiedad, dedica tiempo a actividades placenteras y relajantes, como leer, tomar baños tranquilos o practicar pasatiempos, ya que así ayudarás a recargar energías promoviendo un equilibrio emocional y mental.
- Buscar apoyo social puede ser crucial para manejar este estado, hablar con amigos, familiares o un profesional de la salud mental puede proporcionar perspectivas útiles, apoyo emocional y estrategias para afrontar los desafíos con mayor efectividad.
- Limitar el consumo de sustancias como el alcohol, la cafeína y otras drogas puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad. Estas sustancias pueden empeorar los síntomas y dificultar la gestión emocional, por lo que reducir su ingesta puede promover un mayor bienestar mental y físico.
- Priorizar el descanso adecuado es esencial, así que establece una rutina de sueño regular y asegura suficientes horas de descanso, porque esto puede mejorar la capacidad para afrontar los desafíos diarios y reducir la sensación de fatiga y tensión.