Tener una vivienda inteligente es algo cada vez más demandado. No se trata de ninguna tontería puesto que vivir en casas inteligentes puede conllevar grandes ventajas. Una de las cuales, radica en la eficiencia energética que implica la implementación de la tecnología para optimizar el rendimiento energético de las diferentes partes que componen la vivienda, entre las que se encuentra todo lo relativo a la climatización. Sin embargo, hay muchos que no son tan devotos de la tecnología, tal nivel de automatización no casa con sus gustos y preferencias pero aun así, quieren vivir en una casa que sea eficiente a nivel energético.
Como expertos en materia de eficiencia energética, aislamiento y ventanas, entre otras cuestiones, Ventanas Alicante, nos ha hablado de un concepto que a más de uno y una sonará: Passivhaus cuya traducción significa, casa pasiva. Este estándar de la construcción se creó hace ya unas cuantas décadas, en Alemania y, consiste en realizar a la vivienda un aislamiento térmica que cumpla un riguroso control de las infiltraciones. De esta manera, se asegura la máxima calidad del aire del interior de la vivienda y se aprovecha la energía solar para procurar una mejor climatización y reducir el consumo energético de la vivienda en un setenta por cien.
Las viviendas no suelen construirse en términos de eficiencia energética. Por el contrario se construyen en términos de eficiencia económica y rentabilidad, pese a quien pese. No obstante, las casas eficientes energéticamente hablando, así como las inteligentes, son cada vez más demandadas, en aras de una sociedad más comprometida con el medio ambiente.
Por norma generalizada, al pensar en las viviendas eficientes en términos de consumo energético, nos viene a la cabeza el uso de los diferentes sistemas de climatización, de bajo consumo y mucha potencia. Una ecuación a veces difícil de encontrar. Hallar una buena relación potencia precio tampoco es fácil puesto que hablamos de tecnología y la tecnología, se paga. Si retomamos el tema de este artículo, para disfrutar de una vivienda eficiente, existen otros medios, como el citado concepto Passivhaus. Gracias a las casas pasivas, las viviendas eficientes son una realidad exenta de ostentaciones tecnológicas que, por otro lado son bienvenidas si aportan lo necesario.
Entendiendo el estándar Passivhaus
Una casa pasiva es una construcción que, por su diseño y arquitectura bioclimática, están dotadas de una alta eficiencia energética sin la necesidad de realizar instalaciones complejas de climatización. Este tipo de viviendas, cuentan con un estándar concreto que se lleva a cabo durante la construcción. El concepto Passivhaus surgió en Alemania allá por los años noventa y permite dotar a las viviendas con una certificación del mismo nombre. Las construcciones de esta categoría tienen en común que tanto diseño como forma de construcción, sigue los principios básicos definidos por el estándar Passivhaus. El objetivo de dicho estándar no es otro que procurar que las viviendas tengan poca necesidad de calefacción y refrigeración, logrando un bajo consumo energético, tanto en invierno como en verano. Adoptar este estándar, conlleva, como ya hemos comentado, un ahorro energético del setenta por cien, en comparación con una vivienda convencional.
Es posible estar viviendo en una casa pasiva sin saberlo y pensar que vives en una de ellas sin que lo sea. La cuestión es prestar atención a los detalles. El secreto de una de estas viviendas, consiste en aprovechar las condiciones climáticas del entorno y a su vez beneficiarse de la ubicación para ofrecer unas condiciones de habitabilidad adecuada minimizando el impacto medioambiental con un mínimo consumo energético. Hablamos en términos de luz, temperatura, calidad del aire o humedad, aprovechando las innovaciones tecnológicas dentro del diseño y la construcción.
Debemos saber que una casa pasiva se fundamenta en unos cuantos aspectos considerados elementales. Estos aspectos, determinan si estamos ante una vivienda pasiva o una simple vivienda. Valorar aspectos tales como la localización de la vivienda, las condiciones climáticas, la función de la vivienda o incluso el diseño exterior es muy importante para determinar si se cumple el estándar.
Para asegurar que estamos en una casa pasiva, esta debe lograr el equilibrio perfecto en base a cinco puntos básicos:
- El aislamiento térmico.
- Evitar los puentes térmicos y disponer de puertas y ventanas de altas prestaciones.
- La orientación.
- La hermeticidad.
- La ventilación con recuperación de calor.
Al pensar en las casas pasivas, nos viene a la mente el medioambiente. Unido a los hábitos saludables dentro de los cuales se encuentra el reciclaje como algo fundamental, hay que tener en cuenta una serie de aspectos tan simples como la ubicación o el uso que tendrá la vivienda pasiva. En función de ello, deberás optar por los materiales más adecuados, tanto si se trata de construir una vivienda desde cero como si te has planteado reformar la actual para convertirla en pasiva. Como resulta lógico, la inversión será mayor, pero se obtendrá a cambio una rentabilidad que se verá plasmada en la disminución del consumo energético favoreciendo el autoconsumo.
Por ejemplo, la ubicación geográfica, determina la orientación de la vivienda para poder beneficiarse de los recursos que ofrece la naturaleza. Si la vivienda se encuentra en una zona fría, conviene orientarla hacia el sur para tener la mayor cantidad de luz solar que permita prescindir de la iluminación artificial y caldear la vivienda.
Otro ejemplo, puede ser la condición climática. En este caso hay que hacer uso de los estudios y estadísticas realizados a lo largo del tiempo, así como observar los modelos de predicción para poder calcular las zonas de sol, las precipitaciones, temperaturas máximas o mínimas, etc. para establecer con mayor precisión la ubicación.
Evitar los puentes térmicos y aprovechar la ventilación
Los aspectos necesarios para que la vivienda sea pasiva o se pueda convertir en una de ellas, pasan por los puentes térmicos mencionados con anterioridad. Si en lo que a ubicación no podemos hacer gran cosa en los casos en los que la vivienda este construida, en cuestiones como esta si es posible. Evitar los puentes térmicos es fundamental. Estos puentes son puntos en la estructura de las edificaciones a través de las que se produce un intercambio de temperaturas, propiciando la pérdida de calor y la entrada de frio. Es fundamental evitar estos puentes si pretendemos tener una casa pasiva.
La mejor manera de hacerlo es utilizar puertas y ventadas de gran calidad y diseñadas exclusivamente para evitar estos puentes. El papel que juegan estos elementos tan básicos de las viviendas es crucial en este sentido pues procuran un buen aislamiento si son las adecuadas y están bien instaladas.
Además, para tener una casa pasiva, podemos valernos de una serie de recursos como aprovechar los beneficios de los jardines verticales y plantas con fines de mejora del aislamiento térmico de baja transmitancia. De esta manera, se puede hacer que las plantas ejerzan una barrera frente a los inevitables cambios de temperatura, a la vez que son útiles como escudo de la fachada. El objetivo de estos recursos es aislar la vivienda del exterior impidiendo la salida de calor en invierno y su entrada en verano.
Los materiales utilizados para la fachada deben ser de materiales ecológicos que no tengan un gran impacto en la naturaleza. Madera, barro cocido, bloques de tierra estabilizada, etc. Tanto los materiales necesarios como los elementos en forma de cierres, puertas y ventanas, deben procurar la hermeticidad y asegurar la estanqueidad de la vivienda. Esto evita pérdidas de calor y amortigua el ruido.
Aspectos como la ventilación con recuperación de calor, son aprovechables y hacen posible prescindir de la apertura de ventanas para ventilar. Esto se conoce como ventilación mecánica controlada, un sistema que permite que la vivienda se ventile recuperando entre el ochenta y el noventa por cien de la energía que existe dentro de la casa. Sin necesidad de abrir ventanas, el aire que entra en la casa, se climatiza con el que sale, evitando la entrada y salida de calor. Se trata de un aspecto vital si el clima, las alergias u otras razones impiden abrir las ventanas.
Para poder ventilar sin necesidad de abrir las ventanas, es posible utilizar sistemas de VMC que obtienen el aire del exterior y hacen posible la extracción y expulsión del aire viciado, haciendo que el aire circule de una zona seca a una húmeda. Es necesario contar con aberturas para que salga este aire, una caja extractora central, un circuito con rejillas y extractores para facilitar el intercambio del aire.
Otro de los aspectos clave es la energía solar. Conociendo los movimientos del astro rey y las horas en las que dispondremos de iluminación solar, es fundamental para utilizarla en provecho propio y generar una temperatura estable y agradable sin necesidad de alternativas. Es posible aprovechar la instalación de placas solares para generar electricidad, sistemas de captación solar y acumuladores que pueden guardarse en la vivienda o utilizar un techo de acumulación de manera que se aprovecha el calor del techo protegiéndolo en las horas más frías.
En resumen, una casa pasiva es una vivienda capaz por sí misma, de generar más energía de la que necesita, siendo sostenible y, por supuesto, confortable.