Me gusta el carnaval. Soy carnavalero de pro. Así lo reconozco y no me importa. A muchos les gusta la Navidad, a otros la Semana Santa y es donde sienten toda su devoción, otros están enamorados del verano, y en mi caso vivo por y para los carnavales. Me parece que es un tiempo mágico.
No te sabría decir de dónde me viene esta pasión, lo único que recuerdo es que desde muy chico me encantaba eso de disfrazarme. Mis padres todavía guardan fotos, de esas que se revelaban, no se hacían con maquinita, y ya me veo disfrazado. Recuerdo una con especial cariño en los carnavales que organizábamos en el colegio donde estaba disfrazado de indio y rodeado de vaqueros, que eran mis compañeros.
Supongo que fue en esa época cuando comencé a coger cariño por estas fiestas. Recuerdo que cuando mis compañeros del cole o del instituto cogían el calendario, ellos solo calculaban las vacaciones de Navidad o de Semana Santa, incluso alguno miraba ya en qué caía la fiesta de Halloween, pues bien, yo lo único que me interesaba era saber cuándo eran las fiestas de carnavales.
Y sí, soy de los que se disfrazan por cualquier cosa. Y ahora lo tenemos fácil porque con Internet todo es más sencillo. Recuerdo que me invitaron a una fiesta hawaiana, donde había que ir disfrazado de esa temática. Hace años hubiera montando en colera, ahora es tan sencillo como entrar en una web como la de La Casa de los Disfraces y lo tienes en 24 horas en tu casa. Para estas cosas, la tecnología mola.
Punto de inflexión
Aunque es cierto que el punto de inflexión en mi vida con los carnavales es cuando ya con 20 años, con algo de independencia económica y con coche, un día veo en Youtube en qué consistía los carnavales de Cádiz. Es cierto que yo ya había escuchado hablar de ellos, pero no sabía lo que suponía para la ciudad, tanto económicamente como culturalmente. Y es que en Cádiz el carnaval es una religión.
Gracias a los vídeos comencé a ver lo que era el concurso del COAC, es decir, las famosas chirigotas. Es cierto que la mayoría de la gente se queda en este término, pero este concurso que se celebra en el Teatro Falla es mucho más. Es una oda al talento, al arte, a la libertad a la alegría. La verdad es que me quedo sin adjetivos porque me encanta. Por eso, mi viaje a Cádiz era obligado.
Fue el primer carnaval en el que estuve que no fuera el de mi ciudad. Y la verdad es que os puedo decir que es el más divertido de España. Las chirigotas, aunque no me quiero olvidar de las comparsas o de los cuarteros, ofrecen letras ingeniosas y críticas sociales que arrancan carcajadas. Y claro, vivirlo como se hace en la misma calle, eso es increíble.
Durante estos días, toda la ciudad se convierte en un escenario improvisado con actuaciones espontáneas. Y es cierto que a pesar de la fama que provoca que haya cientos de turistas, mantiene una esencia cercana y acogedora. Cuando yo estuve allí me sentí como un gaditano más, aunque es cierto que me falta esa guasa que ellos tienen.
Es una tradición única, pero que además está acompañada de muchas actividades tanto de cultura como de música o de gastronomía que se hacen en la Tacita de Plata.
Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria
Pero los tiempos cambian y fue el momento de dar el paso, o mejor dicho, de cruzar el charco e irme a las islas. Y es que hablar de carnaval es hacerlo de las islas Canarias. Mi segundo carnaval fue el de Las Palmas. Aunque tienen un par de actos que son increíbles.
El más destacado es la Gala Drag Queen Es un espectáculo extravagante, colorido y muy divertido, donde los concursantes deslumbran con sus trajes y coreografías. La verdad es que la gala es flipante y con un buen rollo tremendo. Ahora bien, no te pierdas el Entierro de la Sardina. Un cierre lleno de simbolismo y humor que pone el broche de oro al carnaval.
Aquí, cientos de miles de personas participan en cabalgatas y actos al aire libre y encima muchas de ellas se hacen en la playa.
Carnaval de Santa Cruz de Tenerife
Muy cerca de allí, aunque es cierto que con mucha rivalidad (pero sana) se celebra otro divertido carnaval, el de Santa Cruz de Tenerife. En este caso lo que más llama la atención es la elección de la Reina del Carnaval. Para mí fue todo un espectáculo que combina moda, creatividad y extravagancia, con trajes que pesan más de 100 kilos.
Cada año tiene un tema diferente, como Hollywood, los 80s o el Caribe y la verdad es que hay un buen rollo tremendo.